“Durante nuestra gestión al frente del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (agosto de 2002-febrero de 2005), adoptamos como máxima prioridad las tareas que desde el campo resultaba imperativo adelantar, bajo el principio de la anticipación, a fin de enfrentar con eficacia y oportunamente las ostensibles secuelas del cambio climático global, tomando el mejor provecho posible de la dotación de los recursos naturales del país. Una iniciativa que, de haberse puesto en plena marcha, habría sido la más importante contribución de Colombia a los compromisos asumidos en el seno del acuerdo de París de 2015. La idea central se concretó en un minucioso plan orientado al renacimiento de la Orioquia Alta de Colombia, basado en su conversión en un gran sumidero de gases de efecto invernadero, bajo las regulaciones de la Organización de Naciones Unidas, y conectado con el mercado internacional de certificados de reducción de sus emisiones”. Carlos Gustavo Cano Sanz.
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