La prueba es considerada piedra angular de todo razonamiento jurídico; es un aspecto fundamental del Derecho porque se constituye en el dispositivo jurídico que permite conectarlo con la realidad. Las pruebas hacen tangible el Derecho; sin ellas, este sería abstracto, una mera ficción, sin ninguna utilidad práctica en el campo social. La prueba indiciaria, que para algunos no es confiable, es ante todo una verdadera prueba que debe ser admitida cuando esté revestida de la seriedad, del rigor y de la consistencia que toda prueba debe tener en el ámbito del Derecho, para que pueda recibir del orden jurídico la fuerza probatoria para los fines perseguidos. No obstante, como lo advierte la doctrina, de todos los medios probatorios reconocidos por el Derecho, la prueba indiciaria es la menos rigurosa, la que tiene menor grado de inmediatez y mayor grado de especulación, razón por la cual solo, en condiciones muy especiales, puede ser considerada una prueba jurídica.